Ubuntu
en acción
las mujeres zambianas lideran la agroecología y la revitalización cultural

En la aldea de Chipako, en el centro de Zambia, Margaret Hebenzu se arrodilla en su campo y con las manos introduce cuidadosamente semillas autóctonas en la tierra. A primera vista, este momento podría parecer rutinario, pero es todo lo contrario. Cada semilla que siembra Margaret contiene el legado de generaciones pasadas: es un acto de resiliencia, esperanza y compromiso con la tierra y el futuro aquí, en el distrito de Shibuyunji.
Margaret no es solo una agricultora, es una líder, guardiana del conocimiento y defensora climática. Ella es una de las fundadoras de la Asociación de Mujeres Kapyanga, una organización de base que lleva más de dos décadas transformando vidas y paisajes en Zambia.
La historia de Margaret forma parte de un tapiz más amplio tejido por las mujeres de Kapyanga, que se han unido para proteger sus bosques, recuperar su patrimonio agrícola y crear un futuro sostenible para sus comunidades.
A través de la agroecología, la soberanía alimentaria y las prácticas agrícolas tradicionales, las mujeres impulsan soluciones reales a algunos de los problemas más urgentes de la humanidad: el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la inseguridad alimentaria.
Arraigadas en la tradición, cultivando para el futuro

La Asociación de Mujeres de Kapyanga fue fundada en Zambia en 2003 por un grupo de mujeres visionarias decididas a abordar los retos medioambientales y sociales a los que se enfrentan sus comunidades. Se trata de la sección zambiana de la Asamblea de Mujeres Rurales en África y cuenta con 20 clubes locales. Unidas por una causa común, las mujeres se movilizaron a diez aldeas para luchar contra la deforestación, la inseguridad alimentaria y la pérdida de los conocimientos tradicionales.
Sentimos una profunda paz cuando estamos rodeadas de naturaleza. Nos conecta con nuestras raíces y nos recuerda nuestra responsabilidad de proteger las semillas, las plantas y los ecosistemas indígenas.
Para nosotras, no se trata de una cuestión política, sino de supervivencia. Por eso colaboramos con otras personas que se preocupan por este tema para luchar contra los efectos del cambio climático.
Al centro de los esfuerzos de la Asociación está la Reserva Forestal Kawena, en el bloque agrícola de Kapyanga, distrito de Shibuyunji, en la provincia Central de Zambia. Es un bosque anteriormente degradado que ellas han ido restaurando al establecer la siembra de árboles, normas comunitarias y prácticas tradicionales de protección forestal. Desde 2022, han sembrado más de 2000 árboles autóctonos, entre ellos musekese, mulama y moongo, además de cítricos, elegidos por su valor nutricional. Sin embargo, tres años consecutivos de sequía provocada por el cambio climático han acabado con muchos de los árboles. Para las mujeres de Kapyanga, el bosque de Kawena es un espacio sagrado, un archivo viviente de la historia, la espiritualidad y la identidad cultural de su comunidad.
El liderazgo de estas mujeres se nutre de una profunda sabiduría ancestral, fusionando prácticas tradicionales con principios agroecológicos modernos. Mediante el cultivo de plantas resistentes a la sequía, como el sorgo, el mijo y el maní, las mujeres están creando sistemas agrícolas resilientes que alimentan a sus familias, al tiempo que protegen la biodiversidad y combaten el cambio climático. Estos cultivos, que se producen sin fertilizantes sintéticos ni pesticidas, utilizando métodos transmitidos de generación en generación, encarnan el retorno a la armonía ecológica y el orgullo cultural. Se mantienen junto con prácticas culturales que honran la tierra como un ser vivo.
En la Asociación de Mujeres Kapyanga, nuestro trabajo es importante porque combinamos nuestros conocimientos tradicionales con métodos naturales y modernos para cuidar la tierra que nos rodea.
Protegemos los árboles, los arbustos y las fuentes de agua, y cultivamos alimentos locales que son saludables y curativos. Es nuestra forma de mantener viva la naturaleza y asegurarnos de que vivimos en armonía con ella.
Margaret Hebenzu, Presidenta de la Asociación de Mujeres de Kapyanga
Margaret Hebenzu, Presidenta de la Asociación de Mujeres de Kapyanga
Charity Kayombo, Miembro del comité, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Charity Kayombo, Miembro del comité, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Alice Shibulo, Vice-secretaria, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Alice Shibulo, Vice-secretaria, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Euniverse Mafuta, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Euniverse Mafuta, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Judith Chivumbwe, Miembro del comité, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Judith Chivumbwe, Miembro del comité, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Annie Mutale, Tesorera, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Annie Mutale, Tesorera, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Yvonne Mbozi, Encargada de medios, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Yvonne Mbozi, Encargada de medios, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Agness Mweemba, Vicepresidenta, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Agness Mweemba, Vicepresidenta, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Everlyn Libinga, Miembro del comité, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Everlyn Libinga, Miembro del comité, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Gift Kapambwe, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Gift Kapambwe, Asociación de Mujeres de Kapyanga
Cultivando el cambio a
través de la agroecología

Las mujeres de Kapyanga no son solo agricultoras, sino también educadoras, innovadoras y defensoras. En sus talleres, enseñan técnicas de agroecología como el compostaje, el acolchado y la conservación de semillas. Estas sesiones ofrecen capacitación sobre el uso y la importancia de las semillas autóctonas, que se adaptan a las condiciones locales y también tienen importancia cultural y nutricional.
La asociación ha creado un banco de semillas gestionado por la comunidad, que preserva las variedades locales y garantiza la soberanía alimentaria de 50 hogares. Las semillas incluyen diez variedades de maíz, ocho variedades de cacahuetes, y cuatro variedades de frijoles y alubias. Actualmente hay 13 conservadoras de semillas en la zona, que cultivan y conservan 35 variedades de cultivos alimentarios indígenas. Estas se almacenan en las granjas familiares, lo que contribuye a la soberanía alimentaria de más de 60 hogares de la aldea de Chipako, en la comunidad de Kapyanga.
Aunque estas cifras pueden parecer modestas, ponen de relieve un reto más amplio al que se enfrentan muchos países del Sur Global: la falta de apoyo financiero oportuno, eficaz y con perspectiva de género necesario para desarrollar prácticas agroecológicas. Estas prácticas son esenciales para crear agroecosistemas productivos, económicamente viables, sostenibles y culturalmente apropiados. Al reconocer la relación intrínseca entre las comunidades que dependen de los bosques y los procesos ecológicos, la agroecología ayuda a potenciar la producción sostenible de alimentos, impulsar la capacidad productiva, mejorar la salud de los ecosistemas y aumentar la eficiencia biológica.
Las mujeres productoras de alimentos, a través de actos de resistencia y enfoques holísticos integrados en sus prácticas cotidianas, deben ser reconocidas como los pilares fundamentales de la soberanía alimentaria. Según las investigaciones, las y los pequeños productores, que dependen principalmente de sus propios recursos agrícolas, generan hasta el 80 % de los alimentos de África.
La conservación de semillas es un proceso técnico y también un acto sagrado. En la cultura tradicional zambiana, las mujeres son consideradas las guardianas de las semillas, responsables de proteger la biodiversidad y garantizar la continuidad de la vida. En el pasado, cuando una joven se casaba, se le entregaba una variedad de semillas autóctonas para sembrar en su nuevo hogar. Era una forma de garantizar la seguridad alimentaria del hogar. Al recuperar estas prácticas, las mujeres están reivindicando su papel como guardianas de la tierra y transmisoras de conocimientos ecológicos.
Su labor de defensa va más allá de los campos. A través de campañas de sensibilización comunitaria, las mujeres comparten con los agricultores, los jóvenes y los líderes tradicionales sus conocimientos sobre los peligros de los insumos sintéticos y los beneficios de la agroecología. Mediante cuentos, proverbios y experiencias vividas, animan a otros a adoptar prácticas agrícolas sostenibles que restauran la salud del suelo, protegen el agua y garantizan la soberanía alimentaria a largo plazo.



De la subsistencia
a la sostenibilidad

Cosecha de sorgo
Sorgum harvesting.
Mujeres kapyanga junto a su molino de martillos
Kapyanga women stand beside their hammer mill.
Sesión de formación sobre agricultura agroecológica
Sesión de formación sobre agricultura agroecológica
El impacto de la Asociación de Mujeres de Kapyanga va más allá de la agricultura. Al integrar prácticas tradicionales con soluciones innovadoras, las mujeres abordan múltiples dimensiones de la sustentabilidad: económica, social y ambiental. Han logrado producir briquetas de carbón ecológicas a partir de mazorcas de maíz y residuos de yuca, iniciativa que reduce la deforestación y la degradación forestal. Asimismo, proporciona una fuente de energía sustentable para los hogares y una fuente de ingresos para las mujeres.
Otro hito es la adquisición de un molino de martillos de propiedad comunitaria, comprado gracias a los ahorros colectivos de la agricultura agroecológica. Este equipo permite a las mujeres moler sus cultivos orgánicos para obtener harina, lo que añade valor a sus cosechas y aumenta los ingresos de los hogares. Esto marca un cambio de la agricultura de subsistencia a la pequeña empresa, empoderando a las mujeres para acceder a los mercados y fortalecer los sistemas alimentarios de su comunidad.
Sentimos una profunda sensación de paz y pertenencia al estar rodeadas por la naturaleza. Es un fuerte recordatorio de que tenemos que proteger nuestras semillas nativas, las plantas, y el ambiente. Por eso nos unimos para tomar acción y enfrentar los efectos del cambio climático.
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Los esfuerzos de la asociación también se extienden a la salud y la nutrición. A través de talleres sobre el procesamiento tradicional de alimentos, las mujeres recuperan técnicas ancestrales para reducir las pérdidas poscosecha y asegurar la nutrición adecuada para sus familias. En una de estas sesiones se preparó mermelada de calabaza, un manjar elaborado con cultivos autóctonos como la calabaza y el maní, utilizando métodos de conservación naturales. Estas actividades celebran el patrimonio culinario al tiempo que mejoran la seguridad alimentaria y las oportunidades económicas de las mujeres.
Preservar la cultura, proteger el planeta

Para las mujeres de Kapyanga, la agroecología es más que un sistema de cultivo, es un modo de vida. Sus prácticas están profundamente arraigadas en valores culturales que enfatizan la responsabilidad colectiva, el respeto por la tierra y el aprendizaje intergeneracional. El espíritu del "Ubuntu", la creencia en la humanidad compartida, guía su trabajo y fomenta un sentido de unidad y propósito.
El compromiso de las mujeres con la preservación cultural es evidente en todos los aspectos de su trabajo, desde la siembra manual de semillas autóctonas hasta el cultivo de plantas medicinales como la moringa y el aloe vera. Estas hierbas, que se cultivan junto con los cultivos alimentarios, sirven para tratar dolencias comunes y reducir la dependencia de costosos productos farmacéuticos. La iniciativa de medicina herbal de la asociación abastece actualmente a más de 30 hogares, lo que contribuye a la conservación ecológica y a la autonomía sanitaria.
El trabajo de la asociación también ha revitalizado la biodiversidad local, creando entornos en los que vuelven a prosperar aves, mariposas y árboles autóctonos. Al restaurar los ecosistemas y proteger las poblaciones de polinizadores, las mujeres garantizan la resiliencia de la comunidad y la sostenibilidad a largo plazo de sus granjas.
Sembrando esperanza
La historia de la asociación es un ejemplo del poder de las soluciones impulsadas por las mujeres y la comunidad. A través de su compromiso con la agroecología, los conocimientos tradicionales y el patrimonio cultural, las mujeres de Kapyanga están enfrentando los retos actuales y sentando las bases para un futuro más justo y sostenible.
Su resiliencia es aún más notable en vista de las múltiples formas de opresión a las que se enfrentan a diario: condiciones laborales inhumanas en los campos, los hogares y los trabajos asalariados; barreras sistémicas arraigadas en el patriarcado, la religión y las normas impuestas culturalmente; y la difícil situación de las viudas, las niñas casadas y las sobrevivientes de la violencia de género. A estos desafíos se suman la pérdida de recursos naturales esenciales para la supervivencia, así como los problemas de residuos, contaminación y escasez de energía.
Creemos que esto debe ir más allá de las políticas y los discursos. La protección del medio ambiente debe formar parte de la educación de todos los niños, para que las generaciones futuras crezcan entendiendo cómo vivir en armonía con la Tierra. Instamos a los líderes mundiales a actuar ahora, no mañana, para apoyar las iniciativas de base, escuchar las voces de quienes están en primera línea e invertir en soluciones reales lideradas por las comunidades más afectadas. El momento de la solidaridad es ahora.
A pesar de estos obstáculos, las mujeres de Kapyanga se han convertido en líderes en la restauración forestal, la recuperación de semillas autóctonas y la promoción de la soberanía alimentaria. Su trabajo es una profunda declaración de resistencia y esperanza, que demuestra cómo el liderazgo de base puede transformar comunidades e inspirar movimientos globales por la justicia y la equidad.
Las mujeres de Kapyanga cultivan cosechas, y asimismo, van cultivando el cambio. Su trabajo sirve como un poderoso recordatorio de la profunda sabiduría y resiliencia que reside en las manos de quienes cuidan de la Madre Tierra.



Este ensayo fotográfico ha sido elaborado por la Coalición Mundial por los Bosques, Zamsof y la Asociación de Mujeres Kapangya. Agradecemos especialmente a Andrea Echeverri, Valentina Figuera Martínez y Gershom Kabasho.
Fotos: Kapyanga Women Association/Zamsof
Texto: Zamsof/Ismail Wolff
Diseño: Ismail Wolff
Traducción: Megan Morrissey
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